Elevándose majestuosa sobre la planicie de Koekelberg, la Basílica del Sagrado Corazón es uno de los templos más imponentes del mundo y un símbolo de la ambición arquitectónica de Leopoldo II.
Concebida en 1880 como parte de su visión para transformar Bruselas en una capital imperial, el monarca soñaba con completar su “trilogía de montes”: el Monte de las Artes, el de la Justicia y el Monte de la Misericordia.
Inspirado por la Sorbona y fascinado por el París de la Belle Époque, Leopoldo quería erigir aquí un panteón comparable con el Sacré-Cœur de Montmartre. Sin embargo, ante la falta de apoyos, su plan original dio paso a un santuario nacional. La primera piedra fue colocada en 1905, durante el 75º aniversario de la independencia belga.
Cambio de estilos para un proyecto colosal
El diseño inicial neogótico del arquitecto Pierre Langueroc fue abandonado tras la Primera Guerra Mundial, dando paso al estilo Art Decó del arquitecto Albert van Huffel. Este último, junto al ingeniero Paul Rohm, materializó un proyecto colosal.
La Basílica del Sagrado Corazón mide 164 metros de largo, 107 metros de crucero, una cúpula de 90 metros y cinco campanas en sus torres que aún resuenan sobre Bruselas.
La basílica fue dedicada a las víctimas de la Gran Guerra en 1919 por el cardenal Mercier y consagrada en 1951. Al año siguiente, recibió el título de Basílica menor de manos del papa Pío XII.
La 5a iglesia más grande del mundo
Esta joya arquitectónica está construida en hormigón armado revestido de terracota, mármol, piedra azul y madera. Hoy es la quinta iglesia más grande del mundo y su visita merece la pena tanto por su valor espiritual como arquitectónico.
Además, desde la parte superior se contempla una impresionante panorámica sobre la ciudad.
Es TOP por su impresionante tamaño
Es ideal para visitarla al menos una vez
No te pierdas subir a su mirador
Basílica de Koekelberg
Parvis de la Basilique 1, 1083 Bruselas
www.basilicakoekelberg.be